Seré breve.
Esto de escribir todos los días está siendo un ejercicio de lo más particular para mí.
Quizás mi gran talón de Aquiles. La perseverancia. Bueno, el mío y el del 90% de la población.
Pero una cosa es cierta. Todo se puede entrenar.
Si bien sé que esto no lo lee nadie, y no es necesario, me basta con saberlo yo. Saber que estoy haciendo las cosas bien.
Hay tiempo para escribir si lo tienes para una birra
A ver,
no me voy a dedicar a ser escritor. Al menos no es el objetivo de esto.
Pero igual que me he propuesto entrenar X veces a la semana y lo estoy cumpliendo, ha llegado el momento de hacer lo mismo con el cerebro.
Estos textos, por estúpidos que parezcan, me ayudan a mejorar diferentes aspectos de mi vida profesional.
Te dejo mi top justo debajo, igual te ayudan a reflexionar.
Mejor fuera que dentro
Hay varias formas de aprender. Dicen que la más efectiva es aprendiendo algo y después enseñar a otros para masterizar ese aprendizaje.
Siempre he estado muy de acuerdo con eso.
Total, ¿para qué sirve aprender algo si lo vas a guardar en tu pozo mental?
Si descubres algo y quieres que ese conocimiento se cimente, lo mínimo es que se lo cuentes a alguien.
No hace falta escribir el Quijote.
Unas pocas líneas al día son bastantes líneas al mes. Y muchas líneas en un año.
Perseverante mejor que brillante
Una lección difícil de aprender. Pero es curioso como todo el mundo que ha tenido éxito en su vida lo repite de manera sistemática.
No soy especial, simplemente he hecho lo que tenía que hacer.
El poder de la repetición. Tan sencillo de aplicar que da risa. Sencillo no significa que sea fácil.
Es como cuando quieres que tu amigo deje de fumar.
Dejar de fumar un día es fácil. Pero dejar de fumar un día tras otro y no volver a fumar nunca es un duelo diario que no todo el mundo puede vencer.
Supongo que es lo que separa a la gente exitosa de la gente mediocre.
I’ll be back